En el tercer episodio del podcast del Gobierno de la Ciudad se cuenta en primera persona cómo es el recorrido de las mujeres cuando se comunican a la Línea 144 para pedir ayuda por situaciones de violencia de género.

En éste, que se hizo de manera remota debido al aislamiento obligatorio, se puede escuchar los testimonios de algunas de las personas que forman parte del equipo profesional que trabaja en la línea.

Laura, trabajadora social y operadora de la Línea 144, cuenta la importancia que tiene la escucha activa apenas entra una llamada, ya que es el primer paso que está dando alguien para salir de una situación peligrosa. Es cuando, además de brindar contención, se hace la evaluación del riesgo y se empiezan a definir estrategias.

En caso de urgencia hay que llamar al 911, y ahí es cuando se le explica a quien llama cómo acceder al móvil policial que va a sacar a esa persona de la situación de riesgo y la va a trasladar al lugar en donde va a poder hacer la denuncia de forma segura.

Cuando entra un caso al 911 se comparte la información con todas las áreas que van a intervenir. Fernanda trabaja en una de esas áreas, la Sala de Emergentología de Violencia de Género, y cuenta que así comienza la búsqueda de información previa: si la persona ya llamó antes, si hay denuncias hechas; todo lo previo a esa llamada se deja asentado para que cuando llegue el móvil al lugar cuente con los antecedentes. Esto sirve para cuando tengan que hacer la consulta con Justicia y el correspondiente ingreso a un alojamiento seguro.

A veces las mujeres no se animan a hacer la denuncia, por eso el equipo se vuelve a contactar a las 24 horas. Se la invita al Centro Integral de la Mujer, se pone a disposición un móvil para que la traslade y pueda salir lo más rápido posible de la situación de violencia.

Lola es jefa de Unidades Convivenciales y explica que los refugios son para mujeres posibles víctimas de femicidios, de riesgo alto, con lo cual se necesita la intervención de una denuncia para poder protegerla a ella y a su grupo familiar. Pueden ir con sus hijos, y si no están con ellas en ese momento, se los va a buscar para que no sigan en esa situación de riesgo.

El refugio brinda alojamiento, alimentos, cama, sábanas, toallas, agua caliente, ropa y todos los insumos necesarios. Hay un circuito médico para tratar las patologías, psicólogas, trabajadoras sociales y un gran equipo que se actualiza y prepara constantemente. Estos espacios son de dirección reservada para proteger a las mujeres y a los chicos que se alojan.

Melina es psicóloga del Centro Integral de la Mujer Macacha Güemes, donde llegan mujeres derivadas de la línea 144 o por el boca a boca. Allí brindan asesoramiento jurídico gratuito, terapéutico y acompañamiento con una trabajadora social que hace los seguimientos necesarios durante el tiempo que cada mujer necesite.

En este momento de aislamiento es importante transmitir que no tengan miedo, que se acerquen, que no están solas. Se trabaja también en forma virtual y con guardias presenciales.

Escuchar a quienes con tanta responsabilidad y compromiso ofrecen ayuda y atención a las víctimas de violencia de género es importante para seguir acompañando a estas mujeres y que puedan desarrollar una vida sin violencia.